Tenía que ocurrir tarde o temprano, y ha tardado escasamente una semana.
Hace diez días que soy la profesora de danza oriental del centro deportivo UP en Estepa, y empecé a dar clases la semana pasada. Tengo pocas alumnas, chicas que me conocieron en mis primeros días aquí. Algunas eran, casualmente, alumnas mías del instituto, todas de segundo de Bachillerato.
Hoy, en el más espabilado y participativo de mis grupos de tercero de la E.S.O., me han pedido una demostración. ¡Las noticias vuelan! Evidentemente, mi respuesta ha sido que las demostraciones, en el gimnasio. Igual alguna valiente se anima. Parece que aceptaron sin mucho escándalo que los hombres bailan danza oriental.
Algunos de sus comentarios han sido "¿pero eso cómo se baila? porque es imposible", y "¿Qué ropa hay que llevar?" (de un chico, je je je).
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Felicidades.
Espero que tu proyecto de enseñanza llegue lejos y tus alumnas aprecien la danza a través de tu arte.
Un saludo
¡Gracias!
felicidades Nia,debe ser algo muy bonito poder enseñar lo que uno ha aprendido. Debe ser, me imagino, algo así como el cierre de un circulo que se completa!! me parece sorprendente que tus alumnos de la eso lo asuman tan natural, ¿no se lo toman con burlas o cinismo? cuando yo iba al instituto no dejaban titere con cebeza... sera que los sabes llevar¡¡
Vaya Nía! Enhorabuena! Has trabajado duro estos años y estoy segura de que tienes mucho que transmitir! :)
Mi profe me animó también a coger un grupito de iniciación hace unos meses y estoy la mar de contenta! Y parece que ellas conmigo también! Y eso es la mar de gratificante!
Además, ver cómo avanzan y cómo les van saliendo los pasos... ai... que me emociono ya... XD
Aunque imagino que como profe de idiomas esto ya lo habías sentido alguna vez, pero aun así, en otro ámbito tiene que ser un poco diferente!
suerte! :)
Publicar un comentario