jueves, marzo 29, 2007

Nueva etiqueta

Podéis ver que he añadido una nueva etiqueta a los posts, masculino-femenino. Es una etiqueta para todas las opiniones que tengan que ver con la relación entre los hombres y el baile, y los hombres con las mujeres. Algo así como "hombres, danza, y feminismo". Si picáis en la etiqueta debajo del post, salen todos los artículos juntos y podéis disfrutar de videoclips, rseñas de espectáculos, e idas de olla diversas.

martes, marzo 27, 2007

Mi turco favorito

¡Recuperamos la buena costumbre del martes de vídeo! Hoy toca Tarkan, mi turco favorito. Esta canción, Sikidim, me trae buenos recuerdos porque es la que usaba mi primera profesora para hacernos improvisar. Ella era especialista en baile turco y romaní y se notaba que en cuanto a pop, prefería Tarkan a Hakim, que es omnipresente en Estados Unidos.

Quien subió este video a Youtube, una chilena apodada Babhi, tuvo el detalle de subtitularlo. Me gusta ver la letra ahora después de tres años bailando la canción.

Uso del velo y otros accesorios.

Ya he hablado un poco sobre las posibilidades del velo. Esta es una opinión muy subjetiva sobre lo que me gusta ver, más que una descripción de las posibilidades de este accesorio, y es la primera de una serie.

No me gusta que una coreografía de velo incluya ningún otro accesorio . Por una parte, porque la simplicidad permite que el público aprecie mejor cada uno de tus movimientos, y por otra parte, porque cada accesorio tiene su momento, sus características, y todas ellas son únicas y no siempre compatibles. Es como bailar sevillanas con bata de cola: por bonito que quede, no es lo más adecuado. Detallaré:

El velo es un invento reciente, adaptado al gusto occidental, asociado a dos estilos: en forma de entrada, al egipcio clásico con influencia del ballet. En forma de coreografía completa, al estilo americano u occidental. Descartamos por tanto todos los accesorios de origen folklórico: el bastón, el shamadan, y aunque no sean un accesorio, los crótalos. De todas formas, no creo que sea posible sostener en las manos a la vez un velo y unos crótalos, ¿no?

El velo es adecuado para movimientos suaves, y un aire más bien seductor. Descartamos el sable. Evidentemente no puedes bailar con las dos cosas a la vez; lo que quiero decir es que quedaría muy raro hace una entrada de velo, soltarlo, y entonces coger el sable. Cosas más raras se han visto.

Esto no es un accesorio, pero como si lo fuera. El velo es muy, pero que muy sexy. No le añadimos más elemento sexy de la cuenta. Descartamos el suelo, que para mí es casi un accesorio más. No es que esté escrito en ninguna parte que no se puedan hacer velo primero y suelo después en una misma coreografía: al fin y al cabo, los dos son elementos fundamentales del estilo americano. Pero a mí me parece, no malo, sino excesivo. Quizá queda bien si el velo se usa sólo para una breve entrada.

Resumiendo: es mejor usar un solo accesorio cada vez. Menos es más con todo, y con esto, también.

domingo, marzo 25, 2007

Reseña de Espectáculo: Concurso para no profesionales en Sevilla

Ayer estuve en el concurso organizado por Portal Oriental (sobre esa web tengo que hablar otro día), en Sevilla, dirigido exclusivamente a bailarinas no profesionales con poca experiencia. Era necesario para participar que un profesor firmara por ti que llevabas menos de dos años bailando, y que no se hubiese bailado en público de forma continuada. Un requisito que no comprendo es que las coreografías podían incluir como accesorios solamente velas o velo, o ninguno, pero no se admitían otros accesorios como crótalos, alas, sable, ni siquiera bastón. ¿Según qué lógica una principiante puede bailar con velas, pero no con bastón? Que el bastón sea más adecuado al nivel básico que el velo es un criterio subjetivo mío, pero desde luego, las velas para mí son poco más que una curiosidad, mientras que el bastón es un elemento importante del repertorio folklórico, accesible para cualquier principiante.

El concurso, ante todo, me parece una idea excelente, una forma maravillosa de acercar la danza oriental, al poder verse el arte y las ganas de bailar de las principiantes (y la técnica que les han enseñado sus profesoras). Me alegró muchísimo ver la sala tan llena, aunque quizá los organizadores se pasaron de ingenuos al pensar que en una sala donde caben cómodamente menos de cincuenta personas serviría para un concurso con 15 participantes: a poco que cada bailarina fuera acompañada por tres amigas, local completo. El próximo, ¡nos tenemos que ir al Lope de Vega!

Lo que se puede deducir de ver este espectáculo es que a las sevillanas les encanta el velo. Lo adoran, y quizá se deba a que en clase no se utiliza lo suficiente (sobre esto también tengo que escribir otra opinión). De las quince concursantes, once llevaban velo, de las cuales seis lo usaron para la coreografía completa y cinco lo soltaron en algún momento, que no siempre fue inmediatamente después de hacer una entrada. El suelo es también un favorito de las sevillanas: cinco bajaron al suelo, en algunos casos con enorme virtuosismo, elegancia, o flexibilidad. Y lo más sorprendente: tres coreografías incluían las dos cosas: suelo y velo. En ocasiones, parecía que las concursantes quisieran en una sola canción dar al jurado un catálogo completo de sus habilidades, enlazando todo lo más complejo o espectacular que saben hacer. Algunas de las coreografías diseñadas así eran más acertadas que otras.

Me sorprendió que la mayoría de las piezas musicales eran de aire egipcio-clásico, ya sabéis: violines, percusión, lo típico, supongo que por su versatilidad a la hora de coreografiar y por sus cambios de ritmo, que lucen más que el pop estilo Hakim.

A continuación quisiera decir algo sobre cada bailarina:

Neferet bailó fuera de concurso, con un conjunto de aire tribal, una coreografía de sable. Demostró una gran habilidad para sostenerlo en equilibrio y me gustó ver una coreografía de sable de nivel avanzado, ya que en España no lo había visto nunca y en Estados Unidos sólo lo vi en principiantes. Me pareció muy adecuada su elección de una pieza de música del grupo sevillano Caravasar.

Amparo Obando bailó con velo un solo de percusión, demostrando la energía de su larguísimo shimmy.

Adriana Perdigones, también con velo, gira estupendamente; me habría gustado verla hacer muchos giros seguidos.

Angeles Salgueiro bailó con velo una pieza muy clásica, que siempre es un reto porque con las canciones muy conocidas, las habituales de estos espectáculos tenemos alguna coregrafía anterior en la cabeza.

Carmen Ramírez, que sólo utilizó el velo para hacer una entrada, hizo la exhibición en suelo más impresionante de la noche. Tiene una técnica estupenda y seguro que seguirá haciéndonos disfrutar.

Lola Vera y Sara Iglesias ejecutaron el único baile conjunto de la noche. Su dúo, sin velo, fue muy alegre. Sonreían al público, y no sólo bailaban allí las dos a la vez (habitual en los bailes en grupo), sino que claramente se relacionaban la una con la otra.

Anabel Reyes se atrevió con un “sobre” con su velo, un movimiento bonito y arriesgado.

Belén Moreno entró con velas y velo, eligiendo una música original, pues fue de las pocas electrónicas que se pudieron escuchar. De las velas se deshizo rápidamente, y me sorprendió al ser la segunda vez en mi vida que veo un velo de seda sobre el escenario; la primera fue mi primera profesora, una profesional con décadas de experiencia. El velo de seda es difícil de manejar y más en este caso, pues era muy fino.

Carmen Mesa también utilizó una música original para dar variedad entre tanto clásico. Su canción de pop al estilo de Hakim (no reconocí al cantante) acompañaba un número de velo, que como el de Anabel, incluía un “sobre”.

Alba Olivares también utilizó velo, que soltó elegantemente después de su entrada. Tiene un shimmy precioso, y una sonrisa enigmática.

Cristina Holgado demostró, para mi gusto, el mejor shimmy de la noche (salvando el de Mariló, pero la ejecución era muy distinta en sus vibraciones). Pequeño, controlado. Estoy segura de que aprenderá a hacerlo muy largo y hará brillantes solos de percusión. En esta ocasión quiso lucir muchas de sus habilidades: el velo, una gran capacidad para bailar en el suelo, y los giros de cabeza que quedan fabulosos con su larga melena. A mi pareja le llamó la atención la elegancia de sus brazos.

Marta Mercado... en fin, Marta tiene nueve años, lleva poco tiempo bailando y no sólo se mueve como una profesional, sino que se expresa estupendamente y sonríe porque se nota que se lo pasa bien. Con una bailarina tan jovencita habría riesgo de que más que bailar, “hiciera los pasos”. Tiene técnica y espontaneidad, y es capaz de controlar un velo más grande que ella.

Samantha Muñoz tenía mucho que demostrar viniendo después de Marta, que hizo que a todos se nos cayera la babita, e hizo una coreografía clásica con entrada de velo.

Yolanda Guerra, con un traje precioso, lució su técnica de suelo y sus brazos.

Mariló García nos conquistó con la canción más alegre de la noche, sus impresionantes shimmies de puntillas, y la alegría de su baile, con mejor la sonrisa y mucha expresividad.

Sonia Fernández nos contó después de su actuación que por causas ajenas a la voluntad de todos, su participación tuvo que ser improvisada, y bailó la canción de aire entre electrónica, pop y étnica que vino escuchando en su coche desde Cádiz. Sin duda su improvisación, que contó con una parte en el suelo, tuvo mucho mérito y demuestra su sentido del ritmo. Espero volver a verla por Sevilla.

Fuera ya del concurso, Naret (Paula Castilla) ofreció una muestra de baile tribal. Al igual que con el sable, es la primera vez que veo este estilo en España, aunque en Estados Unidos vi profesionales. El estilo de Naret es elegante, suave y fluido, mucho más que la idea de tribal que yo me traje de América, y ella demuestra un gran control de los movimientos pequeños. Me dejó con ganas de más.

Los premios de la noche fueron:

Premio del Jurado para Carmen Ramírez.
Terceras finalistas: Lola Vera y Sara Iglesias, cuya profesora es Nadira.
Segunda finalista: Marta Mercado, cuya profesora es Naret.
Ganadora: Mariló García, cuyo profesor es Zuel.

Mencionaría el nombre de la profesora de Carmen Ramírez si lo supiera, si alguien puede dármelo, por favor, dejadme un comentario, pues creo que es justo nombrar a quienes han formado a estas bailarinas. Mi enhorabuena a todas, a las ganadoras y a las demás participantes, y a sus profesoras también.

jueves, marzo 22, 2007

Ser femenina

En un blog que leo habitualmente (enlace en inglés) una lectora pregunta que contestemos nuestra visión de "qué es la feminidad". Es un tema que puede ser interesante en este blog, dedicado a una de las actividades más "femeninas", el baile, y en el que hasta donde yo sé, el público es casi enteramente femenino. Os advierto que lo que sigue es una discusión en feminismo radical, que es algo que no tiene absolutamente nada que ver con atacar a los hombres. Si se sienten ofendidos, vaya, problema suyo. Y yo no tengo nada en contra de los hombres, algunos incluso me caen bien.

La autora de I Blame The Patriarchy (para las que no sepáis inglés, "la culpa es del patriarcado") opina que la feminidad es el conjunto de estrategias impuestas a la mujer, o que ella adopta, con el objetivo de sobrevivir en un mundo decididamente hostil a las personas de sexo femenino. Es una definición con aire de campo de concentración, porque las estrategias para la supervivencia pasan por la pasividad, la sumisión, la obediencia, y la adaptación a las exigencias del Sistema con mayúscula. Independientemente de que esté de acuerdo o no, no me gusta una definición tan pesimista y tan general, ya que no tiene en cuenta diferencias culturales ni históricas. Pasemos a una definición más moderada.

A mi modo de ver, la feminidad es el conjunto de características que se consideran:
a) positivas,
b) propias del sexo femenino,
c) de forma explícita,
d) en un momento y lugar determinados, o que demuestra que es una construcción artificial.

a) y b) suponen que no son simplemente características positivas de la mujer. No. Son las características que una mujer debe tener, pues si no las tiene es "menos mujer", y que si se dan en un hombre, son negativas, o irrelevantes para su definición como hombre. Son el lado positivo del estereotipo "mujer". Es decir, la feminidad no es la naturaleza femenina, sino lo que la sociedad (o los hombres, según se mire) admiten que les agrada de la mujer.

c) es un poco más complicado. Hay cosas que forman parte del estereotipo "mujer", y son preferidas por El Sistema, pero que no forman parte de la feminidad porque no se piden expresamente. Por ejemplo, hoy se puede valorar que una mujer sea una buena ama de casa, trabaje o no para la calle, pero no se dirá "es muy femenina", o "tiene unos valores / unas virtudes muy femeninas" porque no es socialmente aceptable decir que la casa es un lugar femenino.

d) Admitir que se puede decir "sé más femenina", "es poco femenina", supone aceptar que ser femenina no es la naturaleza de la mujer. Si fuera mi naturaleza, no habría que pedírmelo y yo sería femenina sin pensarlo. Otra muestra de que la feminidad es una construcción artificial pensada para facilitarle la vida a los hombres es que el contenido de la feminidad varía en el tiempo y el espacio. Por ejemplo, en el siglo XVIII en Francia, ser femenina era ser regordeta. En el siglo XIX en Inglaterra, algunos componentes de la feminidad eran:
-Ser buena ama de casa, y no trabajar en la calle. Trabajar en la calle hacer perder la feminidad de forma irreversible.
-Tener una enorme capacidad de sufrimiento. Nada hay más femenino que soportar valientemente el dolor emocional.
-Ser dependiente. No tomar decisiones ni iniciativas. No tener deseos.

En muchas sociedades se piensa que ser femenina es ser "misteriosa". Nada hay más misterioso que lo que uno no desea conocer, así que calificar a la mujer de "misteriosa" supone criticar a la que es expansiva y expresa sus opiniones, que pasa a ser "menos mujer".

Resumiendo: ser femenina es agradar al hombre, siendo lo que él ha decidido que debe ser una mujer. Y si te parece que no es así, piensa en qué se te viene a la cabeza si digo "María es muy femenina". ¿Cuántas características de María le dan un poder real que no consiste en atraer a los hombres? ¿Cuántas características consisten en ser agradable a los hombres?

No pretendo hacer feministas radicales de vosotras, hoy sólo toca haceros pensar un poco. :) Y si queréis, otro día os hablo de definiciones de la masculinidad, para compensar.

martes, marzo 20, 2007

Metáforas en clase.

Seguimos con otra oponión sobre las clases. Ya he dicho alguna vez que al explicar, hay quien usa metáforas, más o menos comprensibles fuera de contexto. Pintar la pared, quitarse la camiseta, sacar energía de la tierra, flotar en el aire. Es posible que yo haya dado la impresión aquí que las detesto en todo momento y lugar, pero no es así. Las metáforas pueden ser muy útiles porque no todo es “pon aquí la mano”, y a veces una imagen se entiende y se recuerda mejor que una instrucción. En mi opinión, una imagen debería cumplir estas características:

-Ser escasas. Una clase no puede consistir en una sucesión de vagas impresiones, debe haber concreción y las metáforas aquí son como en un poema: menos es más.

-Ser visuales. Es mucho más fácil que las alumnas entiendan algo que pueden imaginar y que si fuese real, sería como estamos describiendo. Un ejemplo de una metáfora que no funciona es la de alguien que decía “asómate a la ventana” para querer decir “relaja los hombros y no eleves el pecho”. Una que sí funciona, la que usa Zuel para decir cómo colocar los brazos: tienes delante un inmenso balón de playa, y todo tu brazo roza el balón, por lo que la forma que los brazos toman es levemente curva y en círculo, nunca atajando por la diagonal.

-De que son más útiles si son visuales se deduce que no me gusta que sean imposibles o de fe. No me pidas que me imagine algo que no existe o en lo que a lo mejor, no creo. Es decir, puedo imaginarme un balón delante de mí, el sol en lo alto, o incluso que soy un junco que se mece al viento. Pero si me pides que me concentre (por ejemplo) en un chakra, tenemos dos problemas: hacer el paso que me pides, e imaginarnos el chakra. A mí los shimmies me hacen pensar, entre otras cosas, en chispas, y en todo tipo de fenómenos meteorológicos (el shimmy hagallah son arcoiris y el shimmy muy pero que muy pequeño es lluvia mansa, calabobos), pero si fuera profesora no lo compartiría porque me parece que es demasiado rebuscado. Y sobre los chakras, creo que una profesora que se los tome en serio podría muy bien emplear media clase un día en hacer una sesión de yoga y dejarlos explicados de verdad.

-Ser bonitas, o al menos no ser feas. Por ejemplo, sería contraproducente que una profesora comparase un shimmy con un terremoto, un ataque epiléptico o algo así. A veces más que belleza lo que tienen es sentido del humor; para indicar la posición de las manos, con el dedo corazón ligeramente adelantado y cerca del pulgar, una profesora mía decía: "imaginad que sostenéis un pastelito muy pequeño, muy rico y muy frágil". Y claro, lo primero que se nos venía a la cabeza era el típico pastelito árabe. Después de casi tres años, no se me ha olvidado.

viernes, marzo 16, 2007

Un asunto de alta diplomacia

Todas las que hemos pasado por más de un profesor, a menos que el segundo fuera discípulo del primero, lo sabemos: no hay dos profesores iguales. Es más, ni siquiera hay que bailar para saber eso. Piensa en tus tiempos en el colegio y en tu experiencia con profesores variados. ¿A que no era nunca igual? Con la danza oriental pasa como con todo lo que se aprende: cada profesor tiene su método. Hay, sin embargo, diferencias muy grandes entre dos profesoras de danza oriental y dos de, por ejemplo, Física. Las dos profes de Física han recibido titulación oficial y saben según criterios objetivos qué es lo que tienen que enseñar. Las de danza oriental, normalmente no. Por eso, en una clase de danza oriental te puedes encontrar con problemas como éstos:

-tu forma de ejecutar un movimiento es distinta a la del profesor. Por ejemplo, tu shimmy básico, el que te sale solo, empieza en las caderas, y el suyo en las rodillas.

-Tu forma de hacer un movimiento es más o menos igual, pero el estilo es diferente. Por ejemplo, varía la importancia dada a la expresividad; algunas profesoras miden según el criterio de la expresión que ponen ellas, y sus alumnas adoptan la "cara de bailar" como la que pone los pies en punta. Otros profesores quieren que te expreses tú sola, y otros ignoran este aspecto por completo.

-Tenéis una escala totalmente distinta para considerar si un movimiento es adecuado para el nivel o no. No se trata de que te resulte fácil o difícil. Un ejemplo: tuve una profesora que metía velo en la clase casi desde el principio, para que no le cogiéramos miedo, y otra que no introducía accesorios hasta llegar al nivel avanzado. Las dos creían que el velo era difícil, pero su metodología no tenía nada que ver.

-Los nombres de los pasos cambian. Como la caída doble, el rebote doble, el básico egipcio, el pisacigarro, el uno y medio, que son todos nombres para el mismo movimiento.

-Y, por último, el único caso de "pues mi seño del año pasado decía que..." en otro tipo de estudio: tu profesora de ahora y la anterior tienen una forma distinta de explicar.

Hay veces en las que por cualquier malentendido o dificultad, esto surge en clase. ¿Os habéis visto alguna vez en esta situación, o una que se le parezca?

Profe: "Hazlo más rápido /grande".
Alumna: "Es que con la última profesora que estuve este paso sólo se hacía así, despacio / pequeño, y rápido / grande no me sale"
Profe: "Pues ahora hazlo como lo hago yo".


Lo que ha dicho la alumna se puede entender de dos maneras. La primera es la bien-pensada: "es que he no sé hacerlo como lo haces tú, todavía" o "es que cogí un vicio con otra profesora, me lo tendré que quitar". Y la otra es la malpensada: "Es que este paso se hace como lo hago yo, porque mi última profesora siempre tenía razón".

En general, nadie tiene la intención de cuestionar los conocimientos de su profesora actual, pero es inevitable que a veces un profesor piense que el alumno que le presenta el método de otro experto se sienta, digamos, un poquitín desafiado. Yo no soy profesora de baile, pero sí de otras cosas, y me ha pasado esto alguna vez aislada. Ante esta situación y los diversos "Es que mi seño..." lo único que cabe es la buena voluntad por las dos partes, sentido del humor, saber que nadie tiene la verdad absoluta, y para las alumnas a las que les guste tanto su profesora antigua como la nueva, aprovechar la oportunidad de saberse dos rutas para llegar al mismo lugar.

martes, marzo 13, 2007

Reseña de espectáculo: Zuel en La Fundación (Córdoba)

El sábado pasado cogimos carretera tres alumnas de Zuel, y la familia de una de ellas, y nos fuimos a Córdoba a ver actuar a nuestro profe. Lo primero que tengo que decir es que el par de horas de camino merecieron la pena, totalmente. Yo había dicho en su momento que quería más y vaya si lo tuvimos.

El espectáculo fue bastante largo, de cerca de hora y media, aunque con pequeñas pausas entre las diversas piezas porque hubo cuatro cambios de vestuario. Ese fue un detalle que me gustó, ya que Zuel adapta lo que se pone al estilo de cada canción. Uno de los mayores intereses en general para las admiradoras de la danza oriental es admirar los modelitos de las bailarinas, y aunque evidentemente el estilo de Zuel es sobrio tanto para bailar como para vestirse (pecho descubierto y distintos tipos de pantalón negro son la norma), a quienes fuimos a verlo nos encantó su gusto para escoger complementos y pantalones.

Las canciones tuvieron estilos bastante variados, sin llegar a extremos. Piezas de aire contemporáneo (no quiero decir que fueran pop, sino que sonaban modernas, no clásicas-orquestales), otras con mucha percusión muy propias para shimmies (espérate que para los shimmmies necesito un párrafo entero), y piezas tirando a folklóricas. Sus alumnas de Córdoba bailaron una canción tradicional de aire pop, con una coreografía y un estilo muy divertido. Como ya habré dicho en más ocasiones, Zuel es cuidadoso respetando el sentido y el estilo de cada música, no sólo con los movimientos que mejor encajan sino con la personalidad de la pieza y lo que transmite con la mirada y el gesto. Para alguien que no supiera casi nada de danza oriental, habría sido una introducción excelente a las muchas posibilidades que tiene el baile; para alguien con más experiencia, queda la curiosidad de ver a Zuel bailar con bastón.

El control que Zuel tiene de su cuerpo es de los mejores que yo he visto. Es prodigioso, de lo que no hay. Verlo bailar recupera esa sensación del principio, de hace muchos años, cuando todo parecía una especie de encantamiento. Incluso siendo alumna suya y sabiendo cuál es su técnica, su espectáculo se disfruta como el arte que es, no como algo analizable en forma de "y ahora shimmy, tac-tac-tac con la cadera, vuelta y...". Es como si hubiera llegado al final de la técnica y hubiera vuelto. Podría estar dando caderazos y golpecitos de hombros y sería igual de impresionante que si estuviera haciendo shimmies superpuestos diez minutos seguidos, porque no se trata de lo difícil que sean los movimientos, sino lo bien que los ejecuta. En esto, destacan algunos: la mirada y la expresión, los brazos, y los shimmies. Parece un contrasentido que el punto fuerte de un bailarín hombre sean los brazos, ya que son mucho más comedidos que los de una bailarina, pero precisamente consigue expresar mucho dentro de esa sobriedad que mantiene. Los shimmies son otra historia: en clase estamos acostumbradas a oír "cuando más chiquitito más bonito", y esto era la demostración práctica. Shimmies de varios minutos, shimmies superpuestos al movimiento, shimmies extremadamente localizados (en una sola cadera, por ejemplo), yo todo controlado, sin exagerar.

El grupo que bailó la última canción mantuvo el tipo estupendamente visto el reto al que se enfrentaba, con un público que había visto a Zuel segundos antes. Esta agrupación dio un contrapunto femenino y coqueto que combinaba perfectamente con el baile de Zuel.

En conclusión, todo un espectáculo que esperamos que se repita. Y lo más importante: tenéis que llevar a todos vuestros amigos que no sepan qué es la danza oriental a que se les quiten todos los prejuicios sobre esta maravilla de baile.

viernes, marzo 09, 2007

Échate flores

A las no españolas, "echarse flores" es alabarse a uno mismo. Pues eso. Hoy es viernes, vamos a ponerle a esto un poco de buen rollito, y os pido que dejéis en los comentarios la respuesta a estas dos preguntas:

¿Qué es lo que más os gusta del baile? y ¿cuál es vuestro paso favorito? El paso fvorito tiene que ser uno que os salga bien, nada de "me gusta tal shimmy pero no me sale". Hoy es el día del espíritu positivo en Solo Cuando Bailo.

Lo que más me gusta a mí del baile es que es la forma más divertida que conozco de mantenerme en forma, que me permite estar sana, fuerte y flexible espresando más sentimiento y soltando más tensión que ninguna otra. Y mi paso favorito últimamente es el shimmy hagallah.

miércoles, marzo 07, 2007

Una observación sobre intensivos.

Algo que vi en los intensivos que hice en Estados Unidos es que si iban a basarse en el aprendizaje de una coreografía, empezaban con la profesora bailando la coreografía entera mientras el grupo simplemente la miraba. También me ocurrió en mis clases habituales, aunque como sólo tuve una profesora no puedo saber si era la costumbre: cada semestre, el primer día del curso, que al ser en una universidad era más una "presentación" que una clase, la profesora bailaba todas las coreografías que pensaba enseñarnos en los meses siguientes.

Me he encontrado esto, creo recordar, en una sola de los profesores que me han enseñado coreografías por aquí, y ella llevaba muchos años viviendo en la India, así que parece que son mayoría los profesores que te enseñan los pasos uno a uno antes de enseñarte la coreografía completa.

Conozco opiniones a favor y en contra de las dos maneras de presentar una coreografía. A favor del modo americano, que así te llevas una impresión general de lo que se espera que aprendas y que puedes juzgarte en tu conjunto comparándote con "el ideal" que la profesora te mostró. También sabes cuánto falta por explicar según avanza la clase. A favor de no seguir este método, se puede decir que te agobia porque sabes desde el principio donde están todas las dificultades y puedes desanimarte o intentar memorizar demasiado de golpe, desde el principio. Las muy principiantes no verán mucha relación entre la técnica que saben (o no) y los pasos una vez puestos en práctica. Además, es más probable que imites el estilo de la profesora en lugar de encontrar el tuyo propio.

Es cuestión de gustos. A mí me parece que me gusta más el americano porque fue con el que empecé, ¡y porque soy muy impaciente y quiero ver resultados ya!

Reseña de intensivo: Crótalos con Zuel

Este intensivo se podría resumir en una sola frase: si ya sabes bailar bastante bien (en el sentido de que conoces muchos pasos fundamentales), y no sabes absolutamente nada sobre tocar los crótalos, pídele a Zuel que organice otro taller igual que éste. Cruzo los dedos para que le haga una segunda parte, es decir, un taller para quienes tenemos ya un poquito de práctica crotalera.

Recuerdo que la primera instrucción que recibí sobre crótalos en mi vida fue: "no quiero ver a nadie tocando los crótalos sentada". Aquella profesora había tenido alguna alumna que tocaba estupendamente, siempre y cuando no bailara. Ese es el problema de los crótalos: son un instrumento musical que quieres tocar mientras bailas, lo que requiere una gimnasia mental para la coordinación muy grande.

Zuel tiene eso clarísimo. En el taller, aprendimos (creo recordar) tres ritmos adecuados para los crótalos; el primero creo recordar que era el felahin, en teoría muy sencillo: tak-a-tak-a-tak-a-tak, así hasta la eternidad, donde tak es siempre la mano derecha y a (o Ka, según se mire) la izquierda. El segundo encaja con todos los ritmos y es sorprendemente más fácil: tak-a-tak, tak-a-tak. Y el tercero fue el baladi, del que vimos algunas variantes; lo más básico es dum-dum-tak-a-tak-dum-tak-a-tak. Aquí la novedad son los dum, que también van con derecha. Es decir: D-D, D-I-D, D, D-I-D.

Después de explicar la "teoría" de cada ritmo, Zuel nos hacía tocarlo quietas en el sitio para ver que se había comprendido. A continuación, caminábamos llevando el ritmo, y entonces, le metíamos un movimiento de los que nos son más familiares a todas, cono el shimmy hagallah, o caminar de lado haciendo camellos (el intensivo entero mereció la pena por la cara que puso Zuel al verme hacer camellos de verdad). La clase acabó con una improvisación en la que cada una salió al centro del círculo a ver si le salí algún pasito, y el caso es que se notó que aunque nos sentíamos inseguras habíamos aprendido mucho en poco rato.

Ahora lo que hace mucha falta es practicar en casa para no olvidarnos.

lunes, marzo 05, 2007

Reseña de intensivo: Flamenco-árabe con Mónica Tello.

En un descanso, una compañera del curso dijo que para hacer fusión hay que ser un experto en las dos cosas que se están uniendo, no basta con entender de sólo una de las dos. Estuve totalmene de acuerdo, y recordé que mi primer contacto con alguna clase de fusión entre la danza oriental y el flamenco (o algo que remotamente se le pareciera) ocurrió en Estados Unidos, donde muchas aficionadas al oriental llegan al flamenco por la vía de los bailes gitanos, y su conocimiento es desgraciadamente muy parcial y a veces deformado. Sabía que la posibilidad de la fusión existía, pero que se hiciera de modo riguroso y serio, y sobre todo, añadiendo oriental al flamenco en lugar de a la inversa, me parecía casi imposible.

Bien, Mónica Tello parece que lo está consiguiendo. A mi modo de ver, su forma de aunar lo oriental y lo flamenco es equilibrada y perfectamente documentada, en movimientos, en selección de música, y en manera de transmitir.

El curso se dividió en dos partes totalmente distintas. La primera se dedicó a la técnica, analizando algunos pasos muy básicos de la danza oriental y del flamenco, centrándonos sobre todo en los brazos y en los pasos de pies. Tenía la cantidad suficiente de técnica, aunque Mónica es más una profesora intuitiva, de las que dan importancia al sentimiento, y evidentemente el sentimiento no lo vas a coreografiar (los actores pueden hacerlo, nosotras no tenemos la preparación necesaria, y creo que en flamenco sería un contrasentido). Es decir, te dice dónde tienes que tener la mano y te da el calentamiento necesario para que no te la lastimes, pero también te da a entender que lo que importa es que la mano diga lo que tú quieres. Sus instrucciones son suficientes, pero no lo cubren ab-so-lu-ta-men-te todo.

De aquella primera parte salí con la sensación de que la fusión es posible, es interesante... y es complicadísima. La segunda parte consistió en la explicación de una coreografía basstante corta. A mí me gustó poder hacer muchas repeticiones para explorar unos movimientos, de brazos sobre todo, que no eran difíciles en su técnica pero que era necesario volver expresivos, así que me pareció una buena manera de organizar el tiempo, mejor que cubrir superficialmente una coreografía más larga o más complicada.

Mónica tiene mucha paciencia para repetir cosas que no se entienden y se nota que sabe perfectamente cómo se siente un alumno que no sabe de lo que está hablando. Un taller de un día sólo podía ser una introducción muy elemental a un mundo tan amplio como el del flamenco, con las posibilidades infinitas que tiene la fusión, pero me pareció un buen comienzo.

Por cierto, creo que de ahora en adelante voy a repetirme mucho diciendo que bailo mejor después de haber hecho un intensivito pequeñito de expresión corporal.

sábado, marzo 03, 2007

Ritmos flamencos: una anécdota

Hoy he estado en un intensivo de árabe-flamenco impartido por Mónica Tello. Antes de hacer una reseña (hoy mismo sería demasiado precipitado), os voy a contar una cosa que también sirve como introducción a la reseña del intensivo de crótalos que haré mañana. Las que sepáis sobre flamenco me perdonaréis la introducción muy básica para lectores que no lo conozcan.

Se habla de flamenco, pero se suele entender que hay "palos". Cada palo es un estilo distinto en su origen (una ciudad u otra), en su ritmo, y en su personalidad. Si se cantan, tienen un tipo de letra, de poema, particular. El baile está definido por la "personalidad" del baile; por ejemplo, las bulerías, la rumba, o las alegrías son bailes alegres y puede decirse que muy femeninos y seductores. Exactamente igual que nos pasa en oriental, donde por ejemplo el ritmo saidi te pide una cosa y el masmoudi, otra.

Yo fui a la escuela en Huelva (para las que no sois españolas, una pequeña ciudad industrial en el sur). Un pasatiempo muy habitual en el recreo entre los más mayorcitos, los de 10 a 13 años, era todo un ritual. Dos niños se ponían frente a frente, unían sus manos como para rezar pero con los dedos hacia adelante, tocaban las puntas de los dedos con su amigo, y se ponían a tocar cada uno un ritmo, daba igual cuál. Al cabo de unos cuantos compases, a veces minutos, sus ritmos se acercaban, se acercaban progresivamente, hasta que los dos acababan tocando sevillanas, y se mantenían ahí sincronizados un rato. Era algo digno de verse, la concentración y al mismo tiempo el disfrute de aquellos pequeños salvajes.

A mí nunca, nunca, se me pasó por la cabeza intentar siquiera jugar a sincronizar ritmos. Era una de tantas cosas para las que yo misma me había colgado la etiqueta "yo para esto no valgo".

viernes, marzo 02, 2007

Batimos nuestra marca!

Ayer se batió el récord de visitas a Sólo Cuando Bailo y nos juntamos por aquí 232 bailarinas. ¡Qué clase más concurrida! El contador de visitas totales desde que empezamos hace año y medio va por 41971. Qué barbaridad.

Gracias a todos, incluso a los que llegaron buscando por google chicas haciendo cosas que no son bailar, precisamente.

jueves, marzo 01, 2007

Pop egipcio, amores y odios.

Los resultados de la encuesta de Febrero están aquí, y son éstos:

Hay exactamente cien votos.

El 14% de los participantes no soportan a Hakeem ni a Tarkan ni a ninguno de nuestros sospechosos habituales. ¿Qué os gusta bailar? ¿Sólo música más clásica?

Sólo un 5% dice que es un poco monótono.

El 32% está de acuerdo conmigo en que no salvará el mundo pero al menos es divertido y fácil de bailar. Acabar o empezar una clase haciendo el tonto con la canción del beso de Tarkan compensa la frustración porque no te salgan los camellos...

Al 41% le gusta. Habibiiiiii........

El 8% dice que es lo único que baila.

Espero que os guste la encuesta de este mes.