domingo, noviembre 02, 2008

Reseña de espectáculo: Wallada, la última princesa.

Wallada es un espectáculo de Aixa Laxmi que pudimos ver en Córdoba el pasado viernes. Gira en torno a la complicada historia de amor de Wallada, una princesa Omeya del siglo XI, y el poeta Ibn Zaidun. Este hilo conductor narrativo, por mínimo que fuera, es un rasgo de originalidad que añadió belleza y atractivo al espectáculo, aunque acabó por saber a poco. Sobre el escenario, había una pantalla sobre la que se proyectaron imágenes de Córdoba, de flores, pinturas orientalistas, temas similares, mientras que un hombre y una mujer recitaban los poemas de Wallada o Ibn Zaidún, todos de amor, en diversos tonos: eróticos, alegres, tristes, enfadados. Los poemas se intercalaban entre los números de baile. Esto daba un momento de respiro a las bailarinas, y servía como transición entre danza y danza, pero contrastaba fuertemente con el carácter de cada número de baile, que eran o de estilo egipcio, o todo tipo de fusiones contemporáneas. En las danzas no había nada narrativo, y yo al menos no vi conexión entre los poemas y las coreografías. La verdad es que la publicidad me hizo pensar que el espectáculo tendría más unidad, algún elemento más teatral, quizá.

Los números de baile fueron muchos (trece) y variados. De forma parecida a cómo en Antojo Oriental distintas bailarinas (y Zuel) se complementaban entre sí, con un estilo más alegre, más egipcio, más clásico o más moderno y así según la personalidad de cada una, aquí las cuatro bailarinas eran cada una un mundo. Comentaré a cada una de ellas por separado por orden de aparición:

Carolina Prior presentó tres coreografías: doble velo, flamencoriental y sable. Eso por sí solo ya nos advierte de que no estamos ante ninguna purista (¡ni ninguna cobarde, tampoco!). El Habibi alabó la elegancia de su traje para el flamenco árabe, un bedlah rojo y dorado espectacular. Él ya está acostumbrado a verme tomar notas mientras veo un espectáculo y ésta ha sido la primera vez que me dice "te has perdido una cosa que ha hecho" mientras yo anotaba algo, y la verdad es que ese número es el que más me gustó. En el de velo, el momento de mayor sensualidad fue, paradójicamente, cuando se envolvió completamente en velos (lección para fans de enseñar carne). Finalmente, el sable es un elemento que no me gusta, porque suele utilizarse como una exhibición de virtuosismo y no termino de verle posibilidades expresivas. Reconozco que cuando entreví el brillo del sable en la oscuridad, pensé "oh, no, qué rollo, un sable". Para mí, sólo sirve como la "colección de momentos estelares" a la que me he referido alguna vez. Carolina luce una impresionante técnica de suelo, de equilibrio y de abdominales, pero yo no "conecto" con esa forma de bailar. Fuera de ese número Carolina me pareció una bailarina que mezcla buenas dosis de coquetería y expresividad con el virtuosismo. Y me encantó su shimmy. ¿Por qué? Porque el mejor shimmy es el que se hace con cara y gesto de que no estás haciendo un shimmy.

Dunia Alam comparte el virtuosismo con Carolina. Realizó tres números (crótalos, clásico, y una pieza algo más moderna con aires de Zar y muchas vueltas de pelo y cabeza) y tiene un estilo muy cabaret, muy americano a lo Bellydance Superstar. Algunos de sus gestos me recuerdan a la manera de coreografiar de las Bailarinas del Agua, otras grandes aficionadas a las coreografías difíciles. Me encantó su falda azul con estampado estilo azulejos árabes; con una delgadez tan llamativa quizá le sentarían bien tops tipo choli o mangas de gasa. Vi en Dunia una gran habilidad para preparar coreografías tan variadas que parecen improvisaciones. Sin embargo, al igual que con Carolina, yo no terminaba de conectar con la introspección de su tercer y último número. Mi favorito, el segundo, su difícil y original interpretación de la conocida canción Ya Zeina.

Aixa era toda una novedad para mí y su estilo interpretativo es el polo opuesto del cabaret, o del énfasis en el virtuosismo. Bailó cinco números: bastón, dos de clásico, percusión, y una larguísima coreografía de alas de Isis. Es una de estas bailarinas que se mueven lo justo y necesario y no más, que bailan mucho más con la mitad inferior del cuerpo que con la superior, y que no suelen tener ningún movimiento que resalte mucho más que el resto. Una persona que baila, que nunca "sigue los pasos". El Habibi, que a este paso va a hacer él las reseñas, no paró de alabar su fabulosa técnica con el pelo, y no precisamente porque lo sacudiera mucho, sino porque siempre lo llevaba perfecto aunque girase, y controlaba perfectamente qué hacer si se le venía hacia la cara. El Habibi dice que algunas bailarinas se lo apartan de la cara como si estuvieran nerviosas, o convierten el gesto de tocarse el pelo con coquetería en una especie de tic (es todo un caballero y no dará nombres). Esto... ¿será una indirecta para que yo también me lo deje suelto más a menudo?

Bromas aparte, Aixa comunica la sensación de que realmente siente lo que está bailando. Eso no significa que no sea capaz de hacer alardes de dificultad de energía, como nos demostró en su coreografía con alas de Isis. Para empezar, las utilizó como si fueran un asccesorio del estilo clásico. El aire, la expresividad, la música y los movimientos eran clásicos, egipcios, a pesar de que las alas suelan verse en coreografías de tipo fusión contemporánea. Para seguir, el número era larguísimo, y se notaba que requería muchísima resistencia. Lo remató con un solo de percusión con alas y todo, sumando perfectamente expresividad, dificultad y elegancia.

Por último, Nesma bailó dos coreografías con trajes muy llamativos por lo recargados, que ocultaban completamente el cuerpo. Se pueden ver trajes parecidos en las coreografías originales de Mahmoud Reda. O en el blog de su compañía. Nunca había visto una actuación en visvo con ropa que actuase tanto el cuerpo, y resulta obvio decir que es un reto para la bailarina, que tiene que ser más expresiva que nunca. Por una parte, porque sus movimientos se disimulan con tanta gasa. Y por otra, porque con tanto dorado la gente no te ve a ti, ve el vestido. Evidentemente, Nesma tiene carisma y técnica sobrados para superar esto, y bailó de una forma divertida y elegante, poniendo un contraste inesperado al resto de la gala.

Resumiendo: dos bailarinas modernas y dos clásicas, con un conjunto de poemas muy bien escogidos creando ambiente. Una de las galas mejor pensadas y más equilibradas que recuerdo.

1 comentario:

Sairet dijo...

Hola Nia!!! Tengo un blog!!! llevo 3 dias con el, te tengo enlazada!!! jajaja. Naret como regalito de bienvenida al mundo bloguero me ha nominado para un meme, y lo siento, pero te he nominado a ti (entre otras..)
Pasate por mi blog y lo ves!!

Besos