Ya he dicho de forma superficial que hay muchas cosas diferentes debajo de la etiqueta “danza oriental”. Un tipo de baile que originariamente era masculino es bailar con un bastón (Raks es bailar y Assaya, bastón). En el sur de Egipto, hay pueblos ganaderos que guían los rebaños con un cayado largo, y los hombres utilizan ese bastón para bailar.
He visto a un hombre bailar con bastón una sola vez. Giraba, pisaba con fuerza, hacía rebotar un extremo del bastón en el suelo. Era una exhibición de “aquí estoy yo, mira lo fuerte que soy”. El bailarín mantenía una expresión seria; no estaba intentando resultar ni seductor ni divertido. Los movimientos no tenían absolutamente nada que ver con el flamenco, pero la actitud del hombre sí me recordaba a la del flamenco cuando baila un hombre solo.
De este baile deriva otro femenino. El bastón de las mujeres es como el que conocemos en Occidente, el que se usa como muleta, siempre con el mango curvo. Las mujeres que bailan con bastón parodian a los hombres. Es una actitud pícara, coqueta y juguetona, pero no sexy. Los movimientos femeninos derivan de los masculinos, con el añadido de mantener en equilibrio el bastón en diferentes partes del cuerpo, sobre todo sobre la cabeza. Muchos admiradores de esta versión de danza oriental desconocen su origen en una danza masculina.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario