Es una tontería, pero ya que he dedicado espacio a desahogarme sobre frustraciones diversas, ahora que las cosas van bien creo que mejor os lo cuento.
He hecho de un tirón y sin pestañear los primeros 25 minutos del DVD de técnica de brazos de Rachel Brice, que llevaba unos seis meses sin tocar. Cuando lo compré, tenía que ir añadiendo un ejercicio nuevo cada día porque no lo aguantaba más de 3-5 minutos. Me hace darme cuenta que la inmensa mayoría de mis problemas con el baile los he atribuido a mi manera de ser, mi condición física, la mala suerte, y cosas negativas por el estilo, en lugar de pensar lo obvio:
Primero, que el estrés me provoca un grado de dolor físico difícil de entender desde fuera.
Segundo, que me he tirado tres años estudiando desde casa. Algo tan simple como mi rutina habitual de pasar de pie siete horas, subir unos pocos tramos de escaleras (el instituto tiene cuatro pisos), y caminar tres cuartos de hora al día, ya es diez veces más ejercicio del que hacía hace un año por esta época. Aparte, el grado de estrés de esos tres años ha roto todas las escalas. Habría sido un milagro hacer más de lo que he hecho; en realidad, lo milagroso es haber seguido bailando, mejor o peor, con un parón de sólo dos meses y medio en la recta final de las oposiciones.
Resumiendo, que lo único que me pasaba es que verdaderamente no tenía las circunstancias, pero no me lo quería creer. Ahora estoy segura de que este año va a ser mucho mejor.
jueves, febrero 26, 2009
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