martes, marzo 13, 2007

Reseña de espectáculo: Zuel en La Fundación (Córdoba)

El sábado pasado cogimos carretera tres alumnas de Zuel, y la familia de una de ellas, y nos fuimos a Córdoba a ver actuar a nuestro profe. Lo primero que tengo que decir es que el par de horas de camino merecieron la pena, totalmente. Yo había dicho en su momento que quería más y vaya si lo tuvimos.

El espectáculo fue bastante largo, de cerca de hora y media, aunque con pequeñas pausas entre las diversas piezas porque hubo cuatro cambios de vestuario. Ese fue un detalle que me gustó, ya que Zuel adapta lo que se pone al estilo de cada canción. Uno de los mayores intereses en general para las admiradoras de la danza oriental es admirar los modelitos de las bailarinas, y aunque evidentemente el estilo de Zuel es sobrio tanto para bailar como para vestirse (pecho descubierto y distintos tipos de pantalón negro son la norma), a quienes fuimos a verlo nos encantó su gusto para escoger complementos y pantalones.

Las canciones tuvieron estilos bastante variados, sin llegar a extremos. Piezas de aire contemporáneo (no quiero decir que fueran pop, sino que sonaban modernas, no clásicas-orquestales), otras con mucha percusión muy propias para shimmies (espérate que para los shimmmies necesito un párrafo entero), y piezas tirando a folklóricas. Sus alumnas de Córdoba bailaron una canción tradicional de aire pop, con una coreografía y un estilo muy divertido. Como ya habré dicho en más ocasiones, Zuel es cuidadoso respetando el sentido y el estilo de cada música, no sólo con los movimientos que mejor encajan sino con la personalidad de la pieza y lo que transmite con la mirada y el gesto. Para alguien que no supiera casi nada de danza oriental, habría sido una introducción excelente a las muchas posibilidades que tiene el baile; para alguien con más experiencia, queda la curiosidad de ver a Zuel bailar con bastón.

El control que Zuel tiene de su cuerpo es de los mejores que yo he visto. Es prodigioso, de lo que no hay. Verlo bailar recupera esa sensación del principio, de hace muchos años, cuando todo parecía una especie de encantamiento. Incluso siendo alumna suya y sabiendo cuál es su técnica, su espectáculo se disfruta como el arte que es, no como algo analizable en forma de "y ahora shimmy, tac-tac-tac con la cadera, vuelta y...". Es como si hubiera llegado al final de la técnica y hubiera vuelto. Podría estar dando caderazos y golpecitos de hombros y sería igual de impresionante que si estuviera haciendo shimmies superpuestos diez minutos seguidos, porque no se trata de lo difícil que sean los movimientos, sino lo bien que los ejecuta. En esto, destacan algunos: la mirada y la expresión, los brazos, y los shimmies. Parece un contrasentido que el punto fuerte de un bailarín hombre sean los brazos, ya que son mucho más comedidos que los de una bailarina, pero precisamente consigue expresar mucho dentro de esa sobriedad que mantiene. Los shimmies son otra historia: en clase estamos acostumbradas a oír "cuando más chiquitito más bonito", y esto era la demostración práctica. Shimmies de varios minutos, shimmies superpuestos al movimiento, shimmies extremadamente localizados (en una sola cadera, por ejemplo), yo todo controlado, sin exagerar.

El grupo que bailó la última canción mantuvo el tipo estupendamente visto el reto al que se enfrentaba, con un público que había visto a Zuel segundos antes. Esta agrupación dio un contrapunto femenino y coqueto que combinaba perfectamente con el baile de Zuel.

En conclusión, todo un espectáculo que esperamos que se repita. Y lo más importante: tenéis que llevar a todos vuestros amigos que no sepan qué es la danza oriental a que se les quiten todos los prejuicios sobre esta maravilla de baile.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Si por mí fuera iría todos los fines de semana a verlo y estoy segurísima que no nos cansaríamos.
Esa combinación de perfecta técnica y expresividad te cautiva y te llena de alegría al verlo bailar. Digamos que es como si te teletransportara a otro mundo y se te olvide donde estás mientras lo ves.Es extremadamente curioso como un hombre puede llegar a ser bailando más femenino que todas nosotras juntas...Bueno más que feminino debería decir más seductor.
Estoy totalmente de acuerdo contigo y estaba deseando que escribieras,gracias.De esta forma la gente de animará a elevar la cultura del arte!y dejar de ser el negocio del arte del cual sólo se benefician unos privilegiados...
Besos y un abrazo con shimi

Anónimo dijo...

¿femenino?

Anónimo dijo...

he rectificado mi frase,a seductor!!!!!
Cuando nos dice en clase que seamos femeninas no nos sale y él nos enseña a como hacerlo...a eso me refería con mi frase, que no se malinterprete...
Que quede claro que bailando no es nada femenino, baila como un machote jejejeje.