jueves, abril 12, 2007

El velo no es una prenda de vestir.

Ya dije una vez hace mucho tiempo que el velo de la danza oriental no es una prenda de vestir, y cualquiera que haya leído mis opiniones sobre la relación entre la danza oriental y el erotismo sabrá que la danza oriental ha pasado por una larga y complicada carrera para no ser considerada una forma de strip-tease o de danza erótica. Que nuestro baile con velo no se parezca a un strip-tease me parece vital para que nos respeten como bailarinas, y para el prestigio del conjunto de la profesión.

Hay unas cuantas cosas que podemos hacer para conseguirlo. La primera, utilizar un velo que no haga juego con nuestro traje. Donde vivo, es costumbre ser muy conservador con las combinaciones de colores, y cuando vamos a bailar, es normal que queramos una falda lisa, un top del mismo color.... y un velo de la misma tela que la falda. Aunque la mismísima Samia Gamal bailara en el DVD que reseñaré algún día con un velo así, es un poquitín ambiguo y creo que obliga a bailar de una forma que deje aún más claro de qué va esto. A mí no me desagrada, pero creo que es mucho mejor bailar con un velo que combine o contraste bien pero no haga juego. Como esta página, un velo celeste con un traje rosa. Un velo blanco o gris o marfil que vaya con todo. Un velo negro con purpurinas rojas con un traje rojo. Un velo amarillo con un traje verde. Mi velo es gris-claro-casi-blanco con el borde fucsia y suelo usarlo con ropa morada.

La segunda cosa que podemos hacer, que puede empobrecer el baile pero es ir sobre seguro, es no hacer movimientos de velo que hagan que parezca una prenda de vestir. Por ejemplo, una vez aprendí una coreografía en la que una esquina del velo se introducía en la falda sobre la cadera izquierda, te pasabas el velo por delante y te lo enrollabas hacia arriba, de manera que te lo subías por encima del hombro izquierdo. Se enganchaba al top o a la tiranta del sujetador, se daban un par de pasos, y te lo volvías a quitar. Es bonito, pero la complicación está en cómo te lo quitas sin que parezca, simplemente, que te estás desnudando.

La tercera cosa y la más importante que podemos hacer es tener la actitud adecuada en el baile. Es decir, los movimientos que nos ocultan detrás del velo pueden ser preciosos y le dan variedad a cualquier coreografía, pero la clave está en retirar el velo sin aspavientos. Sin poner "caras" seductoras, por ejemplo. Sabemos que la actitud es tres cuartas partes del baile, así que aquí lo más importante es que no pensemos que poner y quitar el velo sea algo seductor. Una posibilidad es pensar en la actitud que muchas veces tiene el oriental de misterioso y frío: "estoy aquí, pero estoy yo sola, y no pienso dejar que te acerques". Ocultarse sería equivalente a ese momento de una coreografía en el que estás alejándote del público, y revelarse, a la actitud opuesta, más alegre. Paradójicamente, bien ejecutado el momento de lejanía "endiosada", distante, puede ser más atrayente que el descaro.

Recuerdo una ocasión en la que bailando con Zuel teníamos que dar un caderazo de espaldas al público, mirando un momento por encima del hombro. Era un movimiento simple y fácil que a muchas nos daba pudor hacer. Y él nos explicó que era una cuestión de actitud, que hasta una caderazo de espaldas puede hacerse con sutileza y elegancia. Tal como yo lo veo, el problema del velo se resuelve igual: con actitud y con elegancia.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

el velo. Ay el velo. tengo uno turquesa, uno dorado, uno color vino tinto, y uno blanco.

Ninguno de ellos es de material identico a las faldas. Mi favorito es el turquesa, es tan liviano y translucido! La verdad no me apetece hacer una entrada y luego botarlo como que. Me gusta tratarlo como si fuera parte de mi, jugar con el. Nosotras nos acomodamos el velo en la cadera, bailamos un poco y luego comenzamod a jugar con el! No me gusta mucho cuando lo usan como sari y luego a "desnudarse".....la verdad la bailarian tiene que tener muchisima gracia para que no se vea grotesco. Ah, me encanta el velo!!!!!!! AH Nia, mi troupe tiene Myspace. el enlace en mi nombre!!!!!

Anónimo dijo...

oopS!!!!!!

www.myspace.com/troupeowa

Anónimo dijo...

Primero que nada, Nia, he aprendido mucho con este blog, así que, ante todo, gracias.
Para seguir, encuentro fabuloso este blog: Danza del vientre, escrito por alguien a quien le gusta, que no está bailando porque está de moda, cuyos textos están bien escritos... en fin, otros elogios en próximas intervenciones.
Escribo ahora a causa del velo, pues por primera vez leo algo con lo que no concuerdo enteramente. Mi profesora nos ha enseñado a usar el velo y a mí ha resultado mágico usarlo. Mágico en el sentido de que a veces, algunas formas que uno hace con el velo parecen cosa de magia. No porque sean difíciles; sino porque crean una ilusión: de que estás dentro del velo y luego te sales; que en un paso tienes un turbante puesto y luego el turbante se convierte en un velo volando por allá; que te conviertes en una mujer envuelta en una burka y después giras y resulta que tienes un velo que echas a volar. Lo que yo he aprendido de mi profesora es que los movimientos con el velo se hacen suave y dulcemente, misterosamente; jamás sensualmente ni con ánimo de provocar. Es usar en velo como un elemento cambiante, etéreo como el humo, como si bailaras envuelta en una nube.
Me llamo helenna, por ahora, pues en algún momento me gustaría tener un nombre especial.

Anónimo dijo...

Helena, muchísimas gracias por tu comentario! Sobre si envolverse o no con el velo, el problema para mí no es ni mucho menos envolverse en él: el problema es que hay bailarinas que por su actitud, por su interpretación, hacen que parezca que se están desnudando. No es tanto lo que hagan sino su interpretación, porque la danza también es interpretar. Por ejemplo, imagínate una bailarina que ha hecho su entrada de medio minuto con el velo, y lo sostiene cerca de ella con una mano, y lo suelta poniendo un aire muy seductor, como si deshacerse del velo fuera un momento particularmente especial. Tú puedes hacerte un sari con el velo y salir de él con elegancia y discreción, igual que puedes caminar, simplemente caminar, con obscenidad. Creo que estoy de acuerdo con tu profe, por tanto.

En fin, encantada de verte por aquí. ¿Desde dónde lees?

Anónimo dijo...

Hola, Nia. Te escribo encantada de poder conversar con bailarinas de otros países, sin tener que viajar hasta allá. Prometo hacerlo cuando sea millonaria. Por ahora, desde Chile, me regocijo leyendo este blog e interviniendo, cuando creo que está bien hacerlo.
A mí lo que realmente no me gusta hacer, es el trabajo de suelo. Esto sí que me parece provocativo, y me parece que distorsiona la imagen que la gente se hace de la danza oriental.
Mi profesora dice del velo que en realidad es más fácil bailar con él, porque oculta las cosas que aún no te salen bien; en cambio, sí que es difícil bailar usando sólo tu cuerpo, porque atraes toda la atención sobre él y no "distraes" con nada.