domingo, agosto 21, 2005

La información es poder

Estos días en los que no he puesto nada en el blog he buscado un poco de información a través de google. La situación de la danza oriental en España es casi invisible en Internet; pocas páginas personales de bailarinas, músicos o aficionados, ni un solo blog, muy pocas páginas de escuelas. En inglés sí hay muchísima información (y entonces el problema es filtrarla, claro), ya que hay mucha afición en Estados Unidos. Hay varios estilos de danza del vientre que son específicamente americanos, como la danza "tribal" o lo que llaman "American Belly Dance". Otro día daré definiciones.

Una muestra de las consecuencias de la falta de información es que como en muchos países la danza oriental es característica de los gitanos o romaníes, y en España el flamenco tradicionalmente también, una bailarina del vientre americana interesada en profundizar en la historia y cultura del pueblo gitano acaba, más pronto o más tarde, aprendiendo un poquito de flamenco. Bueno, flamenco. Mi profesora era experta en bailar la zambra mora, y fíjate que curioso: la primera página de Google cuando buscas esas dos palabras tiene cinco páginas en inglés, una en italiano, y dos en español. En cualquier caso, el baile siempre expresa la personalidad, y cuando esas bailarinas americanas bailan su propia interpretación del flamenco, se nota su estilo preferido de danza oriental, atlético, sexy, tímido, o como sea. Incluso cuando los movimientos son iguales, no bailan igual que se baila en España. Hasta aquí, normal. Lo que no es normal es que esa falta de información llevara a un grupo de seis mujeres que vi hace unos meses en Syracuse (Estado de Nueva York) a bailar un pasodoble ¡con movimientos flamencos! Me costó trabajo no reírme, pensando en qué pensarían en Egipto si me vieran bailar, no sé, su música con una coreografía de estilo turco o algo así.

Moraleja práctica: si buscas clases de danza oriental, pregunta a la profesora cuál es su especialidad, o si estilo favorito, y por qué. Pregúntale si ha aprendido en el extranjero, o en Occidente con profesoras nativas. Pídele que te recomiende algún libro: no porque yo quiera que lo leas, sino para ver qué contesta, porque ninguna profesora que se precie sabrá bailar sin haberse interesado aunque sea sólo un poco por la cultura y la historia que tiene detrás.

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