viernes, junio 22, 2007

Todo es relativo.

Algunas cosas pueden resultas obvias, pero sólo después de decirlas. Ejemplo:

-Tengo una compañera que baila muy pero que muy bien. Un día que en clase estábamos haciendo africanos (giros de cadera tan pequeños como sea posible, que yo llamo platos chinos porque la cadera no se desplaza en ninguna dirección, sólo debe girar), ella dijo que le costaban muchísimo trabajo, cree que por tener las lumbares un poco desviadas hacia afuera. Para mí, el africano es el "grado cero", casi lo primero que aprendí a hacer.

-Una de las mejores bailarinas que he conocido no mira nunca al público, sino a un punto indeterminado en el suelo a unos tres metros de distancia. Sabía que era un defecto, pero ya ves, no se lo podía quitar.

-Otra bailarina fabulosa, con décadas y décadas de experiencia, no era capaz de hacer ningún movimiento abdominal. Quiero decir, sus ondas y camellos eran todo a base de pelvis, con la barriga más o menos relajada.

-No quiero compararme con unas bailarinas que admiro tanto como las que acabo de mencionas, pero los camellos siguen sin salirme tan bien como podrían teniendo en cuenta lo que practico, entre otras razones porque mis caderas, entendidas estrictamente como la conexión entre la pelvis y el fémur, son asimétricas. No veas qué cuadro cubista son las radiografías.

Lo que quiero decir con esto es que nadie debería fijarse en su capacidad para ejecutar movimientos concretos como una medida del valor de su baile. No te pongas nota, no se la pongas a las demás. Al fin y al cabo, cuando vemos una película clásica o un ballet, no decimos "es que Gene Kelly se impulsa con los brazos y se inclina hacia adelante"; "es que el cuarto bailarín del cuerpo de baile no clava los giros"; "es que Fred Astaire era muy feo y además era flaco". Hacen magia, y la disfutamos como tal. Permítete hacer magia tú también.

4 comentarios:

Laire dijo...

me ha gustado mucho este post.
Un beso Nia

Anónimo dijo...

Jolín Nia, hacía tiempo que no te leía.Tienes toda la razón en lo que comentas y a propósito de lo mismo te voy a contar una cosa que te va a encantar.
En los tiempos gloriosos de Lola Flores, un periodista americano de renombre vino por España y aprovechó para ir a ver bailar a Lola.Quedó maravillado (cómo no?) y decidió escribir un artículo al volver a su país, en el Times si mal no recuerdo.De todo su artículo se destacó: (parafraseo) "Lola Flores ni canta, ni baila, pero señores....vayan a España porque no se la pueden perder".
Creo que cada artista debe explotar su punto fuerte, creo que el de Lola era su genio y sentimiento, logró ser única.

P.D. Si alguien conoce mejor la historia, que me corrija por favor.Quizá Nía, que has estado en EE.UU.

Anónimo dijo...

Nía gracias, me he sentido aludida, el perfeccionismo invade mi ser en toda mi vida, incluso cuando bailo...y sí, me obseciono con pasos concretos y me martirizo. Pero soy así y me gusta hacerlo todo bien. Quizás debería centrarme en mi conjunto, cómo transmitir más y como fomentar mis potenciales. Lo intentaré a partir de ahora.
Un besote, os espero el sábado:):)

Anónimo dijo...

Si señor, eso es bailar, saber transmitir!!!

Bzitoz