Cuando llegas a creerte y a sentir el aspecto místico-mágico de la danza, puede ocurrir que dejes de bailar bien o mal, que bailas y eso es todo, y te sientas parte de la naturaleza, de la Diosa, o como más te guste llamar a esa sensación que aparece cuando las metáforas dejan de serlo, y tus brazos son de aire.
Mi amiga... bueno, mi amiga la que tiene cinco nombres y nicks que yo recuerde, practica Kendo, y explica esa difícil relación, ser-torpe-y-disfrutar-tu-arte , como yo no lo he podido explicar desde que abrí el blog.
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1 comentario:
Mi agradecimiento directo (ya vendrá el público) por el enlace. Me alegra saber que ha llegado, y eso que a mi lector kendoka sí le gustó: me lo dijo de viva voz :D
Muchas gracias por las visitas, y bienvenidos.
A ver si te digo si me apunto o no me apunto a danza... ;)
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