lunes, abril 23, 2007

El nivel de una clase y los accesorios

Hay tres formas igualmente beneficiosas para la alumna de entender cuál es el mejor momento para introducir los complementos en una clase de danza oriental. Como he tenido muchas profesoras, he vivido las dos.

La de mi primera profesora era más o menos: vamos a coger el velo YA para que no le cojáis miedo. En estas clases, el velo se introducía muy rápido, los crótalos se usaban antes de cumplir un año, y el bastón y el sable se dejaban para después, pero no mucho después. La razón de esto era múltiple. Por un lado, entretener lo más posible y que las alumnas tuvieran la sensación de que aprendían mucho y rápido. Por otra, quitar el miedo al accesorio. Estoy convencida de que debo a este sistema que mi habilidad con el velo siempre haya sido mayor a mi habilidad con cualquier otro elemento del baile; por ejemplo, antes de dar clase con Zuel llevaba mejores brazos con velo que sin él. La razón es, simplemente, que el velo nunca me ha dado miedo.

La de mi segunda profesora era exactamente opuesta. Tal como lo recuerdo: "¿Cómo va a usar un complemento alguien que todavía no controla su propio cuerpo? Os confundiríais". Me recuerda a mi maestra de Educación Física en el colegio, que cuando yo tenía unos doce años, puso en su sitio a los chulitos que decían que si podíamos trabajar con pesas. Ella les dijo que no puedes trabajar con pesas si no puedes con el peso de tu cuerpo, por ejemplo, manteniéndonos erguidos en lugar de dejándonos caer. Este método de dar clase tiene como virtud que no se ve a la bailarina moviendo su cuerpo con torpeza y el complemento con más torpeza, y permite la realización de coreografías mejor construidas, más bonitas, más complejas. Menos necesidad de trabajar con complementos simplemente porque sí. Inconveniente: las alumnas que se desmoralicen porque crean que como los complementos sólo se usan en niveles avanzados, eso quiere decir que son difíciles.

Hay un tercer punto de vista, que algunas alumnas y profesoras no comparten y que se desmarca del dilema "complemento ya, complemento más tarde", que es no impartir nunca en clase el uso y técnica del accesorio, y dejarlo exclusivamente para los intensivos. Esto tiene dos ventajas: cuando vas a las clases regulares, no necesitas equipamiento extra, y además tú eliges en qué momento de tu formación quieres empezar con el accesorio. Y tiene el inconveniente de que si quieres aprender a usar accesorios, tienes que pagar aparte, y más caro. Algunas consideran que es poco ético que una profesora experta en accesorios los evite deliberadamente en sus clases regulares, pero en mi opinión, si es una decisión motodológica y no económica, es tan válida como cualquiera de las otras dos.

viernes, abril 20, 2007

Un homenaje

Éste es el homenaje de Solo Cuando Bailo a todas esas personas, generalmente hombres, que nos llevan en coche y nos recogen de las actuaciones. Que si saben más informática que nosotras, nos montan la web. Que no pueden ver la tele, ni usar el DVD ni el ordenador porque estamos viendo vídeos de Jillina, o videoclips de Tarkan en Youtube. Que salen con nuestras amigas y tienen que soportar nuestros chistes subidos de tono, y en el caso de las que tenemos profesores hombres, que comentemos lo guapos y amables que son. Que no se ponen celosos cuando bailamos en público, y que ya son incapaces de ver erotismo en la danza oriental porque si nos ven ensayar y maldecir porque no nos encajan los pasos en la música, esto pierde gracia.

Esas personas, generalmente hombres, nos masajean los hombros, y nos dicen "anda ya, si estás preciosa" cuando decimos que somos lo peor que le ha pasado a la danza oriental desde la colonización de Egipto. Nos hacen fotos y aguantan pacientemente nuestros dilemas sobre cuánto dinero nos podemos dejar en un intensivo. Nos pierden por las noches porque estamos en clase, y los fines de semana porque hay intensivo.

Pero ellos saben que los queremos. Y yo les dedico esta canción de Natacha Atlas porque junta estupendamente lo árabe con lo electrónico, igual que cuando se juntan dos personas el resultado es más que uno + uno.

Os animo a todas las bailarinas con pacientes maridos, novios, novias, amigos y amigas a dejar en los comentarios cuánto os apoyan.

When I close my eyes. Esta es la letra en español:

Te veo cuando cierro los ojos.
Te veo cuando cierro los ojos.

Brillas en mis ojos, caminas sobre mi océano, navegas en mis cielos
Cuando me dejo llevar, brillas en mis ojos, caminas sobre mi océano, navegas en mis cielos.

Te veo cuando cierro los ojos.
Te veo cuando cierro los ojos.

Cae la lluvia y oigo tu voz en mi cabeza como si nunca te fueras.
Y sólo puedo dejarme llevar por ti cuando mi sangre se vuelve azul como un día que no se acaba.
Cae la lluvia y oigo tu voz en mi cabeza como si nunca te fueras.
Y sólo puedo dejarme llevar por ti cuando mi sangre se vuelve azul como un día que no se acaba.

Paz.
Paz.


Este es el vídeo:

Reseña de espectáculo: Raqisat Al Ma'a

Es un placer para mí reseñar lo que pudimos ver ayer en la Sala el Cachorro, aunque debo hacer un par de advertencias. En primer lugar, que las Bailarinas del Agua son amigas y compañeras mías. En segundo lugar, que esta actuación no estaba pensada para verse en público, ya que la prepararon exclusivamente para el cumpleaños de Zuel y dudo mucho que estuvieran dispuestas a representarla ante desconocidos. Una lástima, porque han descubierto un filón.

Cuando yo vivía en Estados Unidos, pude ver una actuación de Ranya y Autumn, dos excelentes bailarinas, que interpretaron una pieza con una canción muy animada de Hakim, y la empezaron con un brevísimo número cómico, en el que se peleaban por usar un cepillo y admirarse en un espejito de mano, como dos niñas chicas. Al ser muy parecidas físicamente, parecían dos hermanas, lo que aumentaba el efecto de "niñas pequeñas peleándose". El baile posterior era la "reconciliación". Una alumna de Ranya me contó que era frecuente en sus actuaciones incluir números cómicos un poco más complicados. Eso me hizo pensar que en un ambiente donde hay mucha competición, te puede dar ventaja:

a) ser la mejor.
b) ser la más barata.
c) ser muy diferente al resto.

El problema es que en danza oriental hay pocas posibilidades de ser diferente, porque el público casi nunca entiende mucho. Puede ser la mayor experta en uso de complementos, puedes saber utilizar crótalos, puedes ser una purista del baile más folklórico.... sigue siendo "danza del vientre" (y uso ese término con intención). Una manera en la que sí puedes ser diferente, que es la que escogieron ayer Ayana, Lairë y Salma, es la comedia.

A ver cómo os explico. Tres bailarinas vestidas iguales, con pelucas de colores (la de Salma fue el único detalle que no me gustó, le quedaba pequeña y debería cambiársela con Laire), bailando con enormes sonrisas y de vez en cuando sincronizando los movimientos más absurdos, poniéndo cara de mucha concentración (obviamente, una caricatura) en momentos de lo más simple. Ayana haciendo un puente perfecto... con cara de susto, porque lo hacía para esquivar los brazos en L de las otras dos. El remate fue su perfecta y coqueta exbición de raks al assaya.... con bastones de caramelo de dos palmos de largo. Nos dolía la cara de reírnos.

Chicas, por favor, raqisat habibas mías, perfeccionar ésta y además de la parte más seria o más purista, montad más coreografías por el estilo. Haced talleres de técnica clown y de expresividad además de los que baile. Pero por favor, que no se os adelante nadie en ser "sí, tío, esas que hacen danza del vientre con comedia, que actúan mañana en...".

jueves, abril 19, 2007

Encuentro con lo exótico

Me he encontrado por ahí una opinión sobre danza oriental de un hombre, que destaca no por venir de un hombre sino porque observa la danza desde un punto de vista metido en una especie de burbuja, sin conocimientos ni prejuicios culturales. Pura ensoñación y pura estética. La opinión, aquí.

Mi lado feminista piensa que un hombre blanco puede permitirse el lujo de ver cualquier hecho de la vida sin politizarlo. Total, él nunca ha necesitado liberarse. Mi lado más ingenuo recuerda una época, hace años, en la que una bailarina de danza oriental era simplemente mágica, como una bailarina de ballet con purpurina y articulaciones extra en la zona lumbar. Pude ver danza oriental dos veces, con dos bailarinas distintas, antes de saber nada sobre este baile. La primera vez era casi demasiado pequeña como para entender que alguna gente veía en ella implicaciones sexuales, y la segunda vez, ocurrió en una Universidad, rodeada de chicas de aire hippie, y con una bailarina demasiado elegante como para ver en ella nada obsceno.

Es una bendición que todos los prejuicios que he conocido de la danza oriental me llegaran después de empezar a bailar.

martes, abril 17, 2007

Dando clase: los niveles.

El otro día, Laire me contó sus opiniones sobre la dificultad de establecer dónde empieza y acaba un "nivel" dando clase. Puede que sea más fácil decidirnos si vemos cómo se marcan estos niveles en una clase de idiomas.

Hay tres niveles principales: principiante, intermedio y avanzado, pero en general se entiende que el avanzado es el nivel de los hablantes nativos, y además hay pre- y post- intermedio. Mucha gente divide los principiantes en absolutos (en inglés "starters") y falsos principiantes (en inglés, beginners). Es decir: quien no sabe nada es starter. Cuando sabes decir hola y adiós y cómo te llamas, empiezas beginner. El nivel pre-intermedio empieza cuando eres capaz de decir frases enteras, y tener conversaciones extremadamente controladas (por ejemplo, con un profesor que se adapta por completo a ti). El nivel intermedio empieza cuando más o menos controlas toda la teoría, es decir, cuando conoces casi toda la gramática, y podrías entender casi cualquier texto con un diccionario y paciencia. El nivel post-intermedio es de perfeccionamiento de la soltura en todo tipo de situaciones, y el avanzado es hablar casi como un nativo.

Veamos qué querría decir eso en danza oriental. Este es un criterio de los muchos posibles.

Principiante empezaría en cero, lógicamente, y acaba cuando sabes hacer todos los movimientos que no necesitan tener a otro como base previa. Es decir: para saber hacer ochos mayas es necesario saber hacer deslizadas de cadera de lado a lado así que el ocho maya no tiene que estar necesariamente al nivel de un principiante. En cuanto a baile, el principiante acaba cuando se puede bailar una coreografía de pasos sencillos.

Pre-intermedio empieza donde acaba el principiante y acaba cuando se saben bailar coreografías de dos o tres estilos diferentes. Por ejemplo, empiezas a distinguir ritmos y sabes que no se baila igual el pop que los ritmos folklóricos. En el pre-intermedio pondría yo todos los ochos, los camellos, más de un tipo de giro, y el principio del control de las manos y los brazos.

El intermedio es el nivel eterno! Aquí es donde dejaríamos, por ejemplo: el perfeccionamiento del camello; aprender varias ondulaciones diferentes; el principio de la técnica de suelo; el principio del taqsim; toda la teoría de los ritmos. El intermedio no se acaba hasta que no se es capaz de controlar los brazos. Hay brazos más bonitos y menos bonitos, más y menos difíciles, pero creo que no se puede salir del nivel intermedio si a veces se te olvida que tienes los brazos mal colocados.

El post-intermedio es la incorporación de todo lo que el nivel intermedio sólo conoce en teoría, y ante todo, las técnicas de lo que en Estados Unidos llaman "layering": superponer shimmies a otro movimiento. En el post-intermedio aprenderíamos a movernos con shimmy, y a perfeccionar la relajación de las partes del cuerpo que no vibran. Aquí se practica de forma constante el baile de puntillas (a menos que tu profesora sea fanática del egipcio muy clásico y lo haya metido antes). Se aprende y practica la técnica de suelo.

El avanzado es la conversión del post-intermedio en profesional. Es decir, es un post-intermedio con gracia y sin fallos.

Ésta soy yo


El sábado en la Sala El Cachorro le dije a alguien que pondría una foto mía en el blog, pero no sabía si iba a poner una foto bailando, o posando. Pero cuando he sacado de la cámara las fotos del sábado y me veo con esta cara de felicidad, pues puede más la felicidad que el glamour. Estos somos Zuel y yo, después de su actuación.

lunes, abril 16, 2007

El corro

Muy de vez en cuando, a veces más y a veces menos, Zuel acaba la clase formando un corro para que vayamos saliendo de una en una a bailar al centro, improvisando. Es algo que me encanta hasta que me toca bailar a mí.

Un secreto. Lo peor de lo espantosísimamente torpe que soy en el corro es que no me da corte. No tengo problemas para hablar en público ni nada de eso, tengo ese punto exhibicionista. No, no es porque haya gente mirando. Es que soy así de mala de natural.

Reseña de espectáculo: Zuel en Sala el Cachorro (Sevilla)

Pues por fin actuó Zuel en una sala en Sevilla, después de llevar un año en nuestra ciudad. Mi opinión sobre Zuel como intérprete y bailarín de formación integral está aquí y aquí, así que opinaré solamente sobre cosas que no haya comentado ya. El nivel del baile fue el de siempre, es decir, fabuloso.

El público no podría haber sido más entusiasta; por ejemplo, llamaba la atención que hubo momentos en los que todo el mundo tocaba palmas sin que Zuel lo pidiera. A esto contribuía la buena selección de las piezas, que iban de los más folklórico-buenrollista a la recreación contemporánea con música electrónica (la pieza final, un cierre excelente).

Ahora bien, hay un solo punto que hace que el conjunto desmerezca, y son las pausas. Este espectáculo tuvo dos pausas para cambios de vestuario, y sólo quienes habíamos visto a Zuel anteriormente sabíamos que no se había terminado todavía. Causó confusión, porque cuando el espectáculo se acabó, nadie sabía si es que estábamos en un tercer cambio de vestuario. Se echó de menos un cierre claro, y la posibilidad de ovacionar o de pedir bises.

Resumiendo, lo que necesita el espectáculo para ser perfecto es que no haya pausas. Esto nos remite a una cuestión habitual: no nos basta con tener un puñado de estrellas, necesitamos escuela y organización. En Córdoba, por ejemplo, estuvo claro queel espectáculo terminaba porque actuaron las alumnas cordobesas de Zuel. Aquí, era inevitable pensar "estaría bien que alguien bailara mientras Zuel se está cambiando de ropa, así luego salen a saludar juntos y queda claro que han terminado". Ésa sería una de las posibles soluciones, la primera hipótesis que se me ocurre, y síntoma de más cosas, puesto que pienso: ¿quiénes y cuántas en Sevilla pueden salir a hacer de "teloneras" (si les suponemos un nivel menor) o de parejas (si les suponemos un nivel igual) de Zuel, sin que el estilo sea discordante con él? De sus alumnas, las que yo he visto bailar, quizá dos. Es un excelente principio, pero quizá todavía poca cosa.

Otra cuestión relacionada con la parte comercial de este invento es que se quedó gente en la puerta. En la Sala El Cachorro caben unas 60 personas sentadas y otras veinte de pie. A un fin de semana de talleres intensivos en Sevilla acuden fácilmente veinte o cuarenta alumnas. Una de las bromas de la noche: "el próximo, en el Lope de Vega".

Comentaba yo allí en la Sala que viendo bailar a Zuel no pienso tanto en él como en el futuro de Marta Mercado. Que exista Zuel quiere decir que Marta va a poder bailar en "teatros de la ópera", que va a poder existir la Compañía de Danza Marta Mercado, si ella quiere. Que no va a ser una exótica curiosidad.

Ya tenemos estrellas, y Zuel es una, y eso es maravilloso. Ahora, como en el chiste, lo que necesitamos es organización.

jueves, abril 12, 2007

El velo no es una prenda de vestir.

Ya dije una vez hace mucho tiempo que el velo de la danza oriental no es una prenda de vestir, y cualquiera que haya leído mis opiniones sobre la relación entre la danza oriental y el erotismo sabrá que la danza oriental ha pasado por una larga y complicada carrera para no ser considerada una forma de strip-tease o de danza erótica. Que nuestro baile con velo no se parezca a un strip-tease me parece vital para que nos respeten como bailarinas, y para el prestigio del conjunto de la profesión.

Hay unas cuantas cosas que podemos hacer para conseguirlo. La primera, utilizar un velo que no haga juego con nuestro traje. Donde vivo, es costumbre ser muy conservador con las combinaciones de colores, y cuando vamos a bailar, es normal que queramos una falda lisa, un top del mismo color.... y un velo de la misma tela que la falda. Aunque la mismísima Samia Gamal bailara en el DVD que reseñaré algún día con un velo así, es un poquitín ambiguo y creo que obliga a bailar de una forma que deje aún más claro de qué va esto. A mí no me desagrada, pero creo que es mucho mejor bailar con un velo que combine o contraste bien pero no haga juego. Como esta página, un velo celeste con un traje rosa. Un velo blanco o gris o marfil que vaya con todo. Un velo negro con purpurinas rojas con un traje rojo. Un velo amarillo con un traje verde. Mi velo es gris-claro-casi-blanco con el borde fucsia y suelo usarlo con ropa morada.

La segunda cosa que podemos hacer, que puede empobrecer el baile pero es ir sobre seguro, es no hacer movimientos de velo que hagan que parezca una prenda de vestir. Por ejemplo, una vez aprendí una coreografía en la que una esquina del velo se introducía en la falda sobre la cadera izquierda, te pasabas el velo por delante y te lo enrollabas hacia arriba, de manera que te lo subías por encima del hombro izquierdo. Se enganchaba al top o a la tiranta del sujetador, se daban un par de pasos, y te lo volvías a quitar. Es bonito, pero la complicación está en cómo te lo quitas sin que parezca, simplemente, que te estás desnudando.

La tercera cosa y la más importante que podemos hacer es tener la actitud adecuada en el baile. Es decir, los movimientos que nos ocultan detrás del velo pueden ser preciosos y le dan variedad a cualquier coreografía, pero la clave está en retirar el velo sin aspavientos. Sin poner "caras" seductoras, por ejemplo. Sabemos que la actitud es tres cuartas partes del baile, así que aquí lo más importante es que no pensemos que poner y quitar el velo sea algo seductor. Una posibilidad es pensar en la actitud que muchas veces tiene el oriental de misterioso y frío: "estoy aquí, pero estoy yo sola, y no pienso dejar que te acerques". Ocultarse sería equivalente a ese momento de una coreografía en el que estás alejándote del público, y revelarse, a la actitud opuesta, más alegre. Paradójicamente, bien ejecutado el momento de lejanía "endiosada", distante, puede ser más atrayente que el descaro.

Recuerdo una ocasión en la que bailando con Zuel teníamos que dar un caderazo de espaldas al público, mirando un momento por encima del hombro. Era un movimiento simple y fácil que a muchas nos daba pudor hacer. Y él nos explicó que era una cuestión de actitud, que hasta una caderazo de espaldas puede hacerse con sutileza y elegancia. Tal como yo lo veo, el problema del velo se resuelve igual: con actitud y con elegancia.

Los hombres bailan, pero, ¿qué?

Bastantes personas escogen la tercera opción en la encuesta de este mes: los hombres bailan, pero no danza oriental.

Por favor, utilizad los comentarios de esta entrada para ampliarme esto. ¿qué es lo que bailan los hombres cuando bailan raqs sharqi, danza oriental, danza del vientre o como queramos llamarlo?

miércoles, abril 11, 2007

Una visualización

Os voy a proponer un ejercicio de visualización que espero que os guste. A mí me parece que sirve para mejorar el equilibrio, o más bien nuestra confianza en la capacidad de mantenerlo, y también para mantener la parte inferior del cuerpo relajada o quieta cuando nos interesa. Por ejemplo, cuando estamos haciendo rbazos de serpiente.

Ponte de pie, descalza. No te pongas calcetines ni uses alfombra, a menos que vayas a coger frío y eso te distraiga. Cierra los ojos y concéntrate en el peso de tus pies sobre el suelo. ¿Cómo se apoyan? Debería apoyarse el pie entero menos el puente, no sólo el borde exterior. Observa si tus dedos se apoyan en el suelo, si sólo lo tocan, o si los estás manteniendo en el aire. Corrige eso, y apóyate con toda la superficie de pie posible. Dobla un poco los tobillos y las rodillas, y bascula la pelvis.

Ahora imagínate que te estás convirtiendo en árbol. Tus pies están firmemente unidos al suelo, son tus raíces. Tu cuerpo hasta la cintura, o hasta las rodillas o hasta donde tú quieras, se vuelve de madera, pero de madera viva. De algo que sea bien bonito: ébano, caoba, sándalo. A mí me gusta pensar en un cerezo o un manzano (sí, soy una golosa, qué pasa). Céntrate en tu respiración y en tu imagen mental de tu árbol preferido.

Una vez que ya estás bien metida en esa imagen, levanta un pie del suelo. Puedes hacerlo tranquilamente, porque el otro pie te va a sujetar firmemente.

Cuando vayas a hacer un ejercicio o un movimiento que te resulte difícil porque tienes que concentrarte en mantener el equilibrio, recupera tu imagen del árbol. Puedes seguir manteniéndote igual de firme en cualquier posición. Tus raíces te sujetan.

lunes, abril 02, 2007

Qué tendrá el velo, qué tendrá: encuesta de Marzo.

Estos son los resultados de la encuesta de Marzo:

Hay 215 participantes, que son un montón. Muchas gracias a todas por participar.

El 15% prefieren la alegría folklórica y pícara del bastón.

Un 65% prefiere el velo, y no me extraña porque yo soy de las fanáticas de este complemento.

Sólo el 4% prefieren la sencillez del baile sin ninguno de los dos. ¿será porque prefieren los soles de percusión?

y un 34 % no se decide entre velo y bastón.

Los lectores(as) habituales comprenderán que me ha resultado un poco difícil diseñar la encuesta de este mes, pero quería reflejar todas las opiniones diferentes posibles.