jueves, mayo 31, 2007

Reseña de espectáculo: Herrumbre, de la Compañía Nacional de Danza

No creo que ninguna lectora española se sorprenda si digo que soy fan de Nacho Duato. Muy fan. Era mucho más fan hace diez o quince años, estaba más en la edad. Después de haber visto, no sé, por lo menos seis espectáculos suyos, más o menos todo lo que he tenido ocasión, sigo sin cansarme, sigo repitiendo, y sigue consiguiendo al mismo tiempo no aburrirme (os aseguro que eso es muy complicado) y presentar cosas en un estilo propio.

En Sevilla, se puede ver un espectáculo de la Compañía Nacional de Danza más o menos cada dos años, a veces dos años seguidos. Normalmente, va una pieza más corta de otro coreógrafo y a continuación la de Duato. Esta vez he salido con una impresión bastante diferente. No sé si lo que he visto me ha gustado, más que nada porque todo estaba pensado para resultar desagradable. ¿Qué esperar si no de una obra subtitulada "alegato contra la tortura"?

Podía suponerse que la obra tenía, más o menos, un argumento, o una sucesión de escenas y cada una de ellas su narrativa. No era un baile puramente abstracto, al menos después de los primeros quince minutos o así. Pronto quedaba claro que la ropa distinguía guardas (para los que ser hombre u mujer era irrelevante), torturados dentro de la cárcel o el campo de concentración (más o menos igual de irrelevante), y hombres y mujeres civiles. Las escenas, pues como te puedes imaginar: dos escenificaciones de palizas y torturas. Una violación múltiple (realizada por tres guardas). Dos escenas de varios presos retorciéndose de dolor, aparentemente sin causa, sin nadie que los tocara, las escenas más horribles de todas. Guardas entrenándose. Mujeres lamentándose, con los hombres al otro lado de la reja. Hombres y mujeres bailando y tocándose como si fuera la última vez.

La música era con diferencia lo más desagradable de todo, pues alternaba piezas para cello con los graves demasiado potentes con toda clase de ruidos. Chirridos, máquinas, cosas que rascan, un horror, de verdad que un horror. Ganas de salir huyendo. Entiendo la necesidad de transmitir el espanto, pero eso fue pasarse.

Original, expresivo, técnicamente buenísimo, consigue lo que se propone. Pero no me gustó. Porque en el ballet no me gusta pensar. Puedo sufrir, y me gusta sufrir, como demuestran las siete Giselles y Romeos + Julietas que llevo en lo alto, y mañana volvería a ver a Mercuccio desangrarse, y lloraría como siempre. Pero sufrir no es lo mismo que pensar, ni que ser consciente de lo que hay fuera del teatro. Puedo pensar leyendo, me gusta pensar en el cine, y en el museo, y a veces en el teatro. Pero mi forma de acabar "sólo cuando bailo..." es ...no pienso. Y que un ballet me haga pensar me pone de mal humor.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad es que a mi Nacho Duato nunca me ha gustado, creo que basa demasiado sus obras en la política, en las críticas sociales, ... en su definición sexual, creo que no es mi estilo.

Además no me gusta el ambiente que crea en el escenario.

Me gusta lo que dices al final, yo tb lloraría de emoción al ver muchas obras y otras como las de este estilo no me emocionan.

Qalamana dijo...

Yo me quedé un poco "parada" cuando sali después de ver Herrumbre.. realmente no me emocionó ni me dió angustia ni me hizo pensar.. me dejó un poco vacía en realidad.. No sé si esa es la intención del autor o será que no he sabido entender "la esencia", pero realmente no provocó en mí ningún tipo de sentimiento..
A mí no me importa que una danza me haga pensar o plantearme cuestiones "reales", aunque también prefiero "no pensar cuando bailo" como dices tú Nia; pero lo que me parece que debe esencial en un baile es que sepa transmitir a todo tipo de público la emoción que el bailarín siente al bailarlo o que el autor ha querido plasmar al elaborar la coreografía o el espectáculo, o al menos algún tipo de emoción subjetiva para cada uno de los que se acercan a verlo.. Creo que esa es la maravilla de la danza, la expresión y ante todo la comunicación sin más soporte que los cuerpos y la melodía..

Anónimo dijo...

Supongo que es cuestión de gustos... Se ve que entiendes la danza como un arte "sensitivo" (que transmite sensaciones y emociones más que ideas concretas). Personalmente me quedo también con esta opinión, aunque no he tenido ocasión de ver espectáculos de danza que quisieran hacer pensar, como para saber si podrían gustarme.
Lo que si encuentro indudable es lo innecesario de los ruidos estridentes. Una forma "barata" de transmitir espanto, ¿no?